Alergias Respiratorias

Una alergia respiratoria es el resultado de un mal funcionamiento del sistema inmunitario que provoca que el organismo reaccione de manera anormal frente al contacto con los alérgenos, que son sustancias inofensivas transportadas por el aire. Los principales alérgenos respiratorios son los ácaros del polvo doméstico, el polen, el pelo de animales y el moho. Al ser inhalados pueden inducir reacciones inflamatorias en la nariz, los ojos, la garganta y los bronquios, lo que se conoce como “rinitis” y/o “asma alérgica”. La alergia respiratoria es una enfermedad que puede empeorar a lo largo del tiempo y causar complicaciones.

En Europa, una de cada cinco personas afectadas por una alergia respiratoria sufre una forma grave de la enfermedad, que se denomina “moderada o grave”. La alergia puede causar complicaciones otorrinolaringológicas y en las vías respiratorias bajas (bronquios):
Inflamación e infecciones: infecciones de los oídos, sinusitis, tonsilitis, especialmente en niños.
Apnea del sueño (y sus consecuencias): alteración del sueño, fatiga, etc.
Asma en el 40% de los casos. El 80% de los casos de asma son de origen alérgico.
En los casos más graves, los síntomas alérgicos afectan a la calidad del sueño y provocan fatiga y mala concentración.

¿Qué pruebas existen para el diagnóstico de la alergia?

La HISTORIA CLÍNICA (o anamnesis) es la piedra angular de la primera visita. El alergólogo realizará preguntas de forma detallada y minuciosa para establecer una primera lista de aquellas sustancias potencialmente responsables de los síntomas alérgicos.

La EXPLORACIÓN FÍSICA consiste en una exploración general (peso, presión arterial, etc.) y un examen centrado en los órganos más afectados por la alergia (piel, nariz, ojos, pulmones, etc.). Este examen permite al especialista hacer una valoración de las repercusiones de la alergia, y saber si es necesario realizar exploraciones complementarias, por ejemplo una exploración respiratoria en el caso de tener asma y que la alergia sea respiratoria.

Pruebas Cutáneas

 

Las PRUEBAS CUTÁNEAS o PRICK-TEST consisten en reproducir la reacción alérgica, a muy pequeña escala en la piel. Para ello, se deposita una gota del alérgeno sospechoso sobre la piel y se hace una pequeña punción en el centro de la gota. Si en el lugar en el que se ha depositado el alérgeno aparece una reacción cutánea con aspecto de picadura de mosquito, significa que hay reacción al alérgeno y que éste puede ser el responsable de determinados síntomas. La intensidad de esta reacción se valora comparándola con la reacción provocada por una sustancia “control” que provoca reacción, sin excepción, en todos los individuos.